El gobierno británico revela que su plan de enviar solicitantes de asilo a Ruanda podría costar cerca de 500 millones de libras, según un informe de la Oficina Nacional de Auditoría.
Este plan, diseñado para evitar travesías peligrosas por el Canal de la Mancha, ha sido objeto de críticas por su viabilidad y humanidad.
El informe proporciona una estimación detallada de los costos asociados con el plan, que incluye gastos de transporte, fondos para Ruanda y costos de procesamiento y manutención de los migrantes en el país africano. La revelación de estos costos ha avivado el debate sobre la efectividad y la ética del plan entre los legisladores y grupos de derechos humanos.
A pesar de los esfuerzos del gobierno británico, el plan aún no se ha implementado debido a desafíos legales y preocupaciones sobre su compatibilidad con las leyes internacionales de derechos humanos. Sin embargo, el acuerdo entre Gran Bretaña y Ruanda sigue en pie, lo que indica un intento continuo de avanzar con la iniciativa a pesar de la oposición y el escrutinio.