Las políticas erráticas de Donald Trump han generado una incertidumbre global. Sus anuncios de aranceles desataron pánico en México, donde el gobierno de Sheinbaum busca respuestas rápidas para mitigar el impacto
En psicología, a una persona que cambia de opinión con frecuencia se le puede describir como voluble o inestable. Y cuando esta conducta es permanente, se le denomina trastorno límite de la personalidad.
Son rasgos que caracterizan a Donald Trump, aunque su personalidad también encaja en el perfil de quienes padecen el Síndrome de Peter Pan: actúa irresponsablemente, muestra inmadurez emocional y necesita la atención de los demás todo el tiempo.
No es necesario ser estudioso de la conducta humana y los procesos mentales; a leguas se ve y se nota quién es el presidente de EU.
Ayer, en su afán por hacer valer su ley, con aranceles a México y Canadá, provocó afectaciones económicas por miles de millones de dólares en un solo día… a su país, sobre todo.
Su anuncio llegó como torbellino: causó caos en los mercados internacionales y desestabilizó el peso frente al dólar.
Trump actúa como un imberbe redneck, juega a Pedro y el Lobo. No mide las consecuencias de sus palabras ni de sus actos. Y cuando se da cuenta del error, quiere cambiar de opinión.
Ayer, el secretario de Comercio de EU, Howard Lutnick, dejó abierta la posibilidad de que elimine los aranceles anunciados la víspera, los mismos que pusieron los pelos de punta en México.
En Palacio Nacional estaban preparados para cualquier escenario. Y llegó el que menos esperaban.
La presidenta Sheinbaum se mostró cauta, serena y con temple, mientras que, al interior de su gobierno, había nerviosismo y mucha preocupación por el futuro inmediato de nuestra economía.
Pero llegó la declaración de Lutnick. Eso les dio un respiro, aunque sin confiarse demasiado.
Motivos sobran: de acuerdo con el Banco de México, está previsto que nuestro PIB crezca este año un 0.8%, un porcentaje que desaparecería con los aranceles, provocando estancamiento y retrocesos en el ingreso per cápita.
Además, los aranceles generarán costos adicionales en todos los sectores, lo que se traducirá en pérdida de empleos y menor poder adquisitivo.
A la par de la caída de las exportaciones, las nuevas tasas impositivas provocan un deterioro de las importaciones y de los flujos de inversión extranjera directa, mientras que los bancos centrales enfrentarían dificultades para reducir tasas de interés, prolongando un entorno restrictivo para la inversión y el comercio.
En pocas palabras, se anticipa un retroceso que debilitará la confianza de los inversionistas y las cadenas de valor compartidas.
En ese contexto, la apuesta de Sheinbaum es ganar tiempo y llegar a un acuerdo con Trump esta misma semana.
Mientras eso llega, este miércoles y jueves sostendrá reuniones con empresarios para evaluar la posible imposición de aranceles a productos de EU y otras medidas no arancelarias relacionadas con temas de cooperación bilateral.
Todo dependerá de cómo amanezca de humor hoy el nuevo Peter Pan de la Unión Americana, porque de eso también depende hacia dónde apunta la brújula de la economía mundial.
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Lo anticipé en este espacio: la Corte de EU prácticamente desestimó ayer una demanda de México contra fabricantes de armas de fuego que circulan en territorio azteca y han desatado la violencia de los cárteles.
Los jueces plantearon que hay una ley que impide a México presentar demandas. Y Pablo Arrocha, consultor jurídico de la Cancillería, declaró que respetamos sus políticas, pues la demanda no tiene nada que ver con sus derechos para adquirir y poseer armas.
Lo que nos ocupa es el tráfico ilícito hacia nuestro país, donde su posesión sí es ilegal, como consecuencia de la negligencia de los fabricantes.
El tema no termina ahí. Falta la resolución de otra demanda radicada en el sur de la Unión Americana.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “El verdadero ‘Síndrome de Peter Pan’ es creer que Trump algún día actuará como adulto”.