El brote del gusano barrenador ha frenado exportaciones, disparado precios y tensado la relación comercial, a la espera de una inspección clave de Estados Unidos
Por si algo le faltara a la complicada agenda bilateral México-Estados Unidos, la problemática que ha representado la reaparición del gusano barrenador sigue metiendo presión a la industria cárnica y a los consumidores de ambos lados de la frontera.
Y es que cálculos conservadores apuntan que desde el pasado 11 de mayo, cuando Estados Unidos cerró su frontera a la importación de ganado procedente de México debido al brote de la plaga, los ganaderos mexicanos registran pérdidas diarias que rondan los 11 millones de dólares, al dejar de exportar unas cinco mil 700 reses por día.
A la par, en el vecino país las alertas se han encendido al prever que los precios de la carne aumentarán mucho durante el verano que ya se avecina este mismo mes, época en que las parrilladas son una tradición entre las familias estadounidenses y los estantes no se darán abasto para atender la demanda, por lo cual el costo del producto se vislumbra al alza.
De ahí que, en las oficinas del secretario de Agricultura, Julio Berdegué, y su homóloga estadounidense, Brooke Rollins, trabajen a marchas forzadas en la solución de un problema que además de las repercusiones económicas que conlleva, puede representar un nubarrón dentro de la revisión del T-MEC que, a decir del propio secretario de Economía, Marcelo Ebrard, podría iniciarse en la segunda mitad de este año.
No hay que olvidar que la relación comercial alimentaria México-Estados Unidos se basa en la producción y exportación de productos agrícolas mexicanos como aguacates, tomates, pimientos y, efectivamente, carne de res, producto que en el mercado estadounidense ya ha registrado un precio al alza de entre el 8.4 y 10.4 por ciento, en comparación con el año pasado.
Nuestro país no escapa a esa tendencia, pues de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que dirige Graciela Márquez Colín, en mayo pasado la inflación fue presionada por un repunte anual de 10.85 por ciento en el precio de los productos pecuarios. En particular destacó un aumento de 16.64 por ciento en la carne de res.
Según me comentan, el propio embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, ha dado seguimiento puntual al tema del gusano barrenador y sus implicaciones, y en concordancia con su mensaje al asumir su misión diplomática de trabajar junto con la presidenta Sheinbaum, está remando codo con codo con las autoridades mexicanas para solventar el problema.
Los esfuerzos conjuntos parecen estar dando resultados. De acuerdo con el presidente de la Asociación Nacional de Establecimientos Tipo Inspección Federal, Alonso Fernández, se han logrado disminuir 75 por ciento los casos del gusano barrenador, lo que alimenta la esperanza de que la apertura de la frontera de EU al ganado mexicano en pie sea una realidad.
Pero aún no hay que echar las campanas al vuelo porque la última palabra la tendrá la misión técnica de Agricultura de EU que visitará México en breve, y que será decisivo determinar si se levanta la suspensión impuesta por nuestro socio, o permanece como hasta ahora. Es decir, la moneda sigue en el aire.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Para Trump, el gusano barrenador es lo mejor que le ha pasado: ahora tiene carne para su campaña… aunque no llegue al asador”.