Tiene 35 años, es maestra en Derecho Constitucional y fue la tercera mejor evaluada. Paulina Hernández Diz, de Jalisco, no es partidaria de la reelección en la CNDH y, a pesar de las pugnas en Morena, ve posible convertirse en la próxima ombudsperson
Paulina Hernández Diz es una joven de 35 años, maestra en Derecho Constitucional que confía en su perfil, experiencia y trayectoria, pero sobre todo en que los senadores van a privilegiar el conocimiento, el prestigio y los resultados de las candidatas a presidir la Comisión Nacional de Derechos Humanos. La mala noticia es que la realidad parece estar muy lejos de sus deseos, porque todo apunta a que el Senado de la República nombrará a la próxima ombudsperson con un criterio político, como lo ha hecho Morena y sus aliados con otros casos. A pesar de eso, Paulina no pierde la fe. Me dijo que tiene las cartas credenciales para dejar Jalisco (su estado natal) y venir a encabezar el organismo encargado de vigilar y sancionar violaciones a las garantías individuales. Cuenta con 10 diplomados y más de 20 cursos especializados relacionados con derechos humanos, políticas públicas y perspectiva de género, entre otros. Además, trabajó en la Comisión del ramo de su estado y es parte del cuerpo académico de la Universidad de Guadalajara. Con su vertiginosa carrera en la materia y un costal de ilusiones, sola respondió a la convocatoria y se inscribió. Nadie le ayudó. Llegó sin un padrino político. Y gracias a su tenacidad y esfuerzo logró entrar a la terna finalista, junto con Rosario Piedra Ibarra y Nashieli Ramírez Hernández.
De acuerdo con algunos integrantes de la comisión senatorial, que encabeza Javier Corral, Paulina fue la tercera mejor evaluada. Lo mostró durante su comparecencia ante legisladores. Sin embargo, por lo que hemos visto en el Senado, el conocimiento y la preparación les vale un sorbete, como ocurrió con Tania Ramírez, la segunda mejor evaluada que no llegó ni a la terna finalista, como publicó ayer mi colega Raymundo Sánchez. No la seleccionaron porque los legisladores, por oficiosos, por consigna o por agachones, andan queriendo quedar bien con quién sabe quién, o mejor dicho con “Ya sabes quién”. Y la candidata de Andrés Manuel, fue, es y seguirá siendo Rosario Piedra.
Bajo esta consideración y las grillas en Morena, Paulina muestra mucha cautela, no se engancha con las preguntas sobre pleitos. En cambio, dice que ella puede ser vista como alguien que sabe conciliar, que no tiene padrino ni compromisos políticos. Y sobre la posible reelección de Rosario Piedra Ibarra es muy elocuente: “He escuchado a la presidenta (Sheinbaum) hablar de la no reelección. Entonces, sin asumir nada, creo que ella misma no lo ve como una opción en general”. Además, advierte que hay criterios internacionales que no permiten la reelección en estos organismos, para evitar que pierdan autonomía y legitimidad. Sobre sus planes de trabajo, adelantó que haría una reestructura de áreas vitales. Buscaría eficientar el área de quejas, porque es el primer puente entre el organismo y quienes buscan protección. Impulsaría visitadurías que fomenten la promoción de la cultura de los Derechos Humanos, homologará procedimientos para tener investigaciones más eficientes y veraces, e implementará medidas para la reparación de daños, entre otras cosas. Por otro lado, a Hernández Diz no le hace ruido todo lo que se ha dicho sobre el favoritismo de Gerardo Fernández Noroña por Rosario Piedra, tampoco lo que dijo la senadora Lucía Trasviña en torno a que la moral es más importante que la preparación.
Paulina se siente honrada porque dejaron llegar a una jalisciense a la final. Y, porque, a pesar de todas las pugnas en Morena, a favor y en contra de Rosario y Nashieli, siente altas posibilidades de ser la elegida. No ve una cargada, ve apertura.
***
Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Una mente joven siempre pregunta ‘¿por qué?’ mientras que una mente vieja responde ‘porque sí, y punto’”.