Antes de entregar la banda presidencial, quiere López Obrador heredar servicios de salud como los de Dinamarca y eliminar la delincuencia de las calles del país
La construcción del primer piso de la cuarta transformación concluirá en este gobierno con dos grandes pilares: un sistema de salud integral, mejor al que existe en muchos lugares del mundo, y una novedosa e inédita estrategia en materia de seguridad.
Serán los ejes en los que trabajará el presidente Andrés Manuel López Obrador durante el periodo que le resta a su gobierno. Se lo hizo saber a los 23 gobernadores emanados de la 4T durante el encuentro que sostuvieron el lunes pasado en Palacio Nacional.
Les informó que visitará todas sus entidades para supervisar cómo están materializando la federalización de los servicios de salud. Quiere conocer el avance en la remodelación y construcción de clínicas y hospitales, así como los esquemas de afiliación de nuevos derechohabientes. La meta es que antes de que concluya el mes de marzo esté funcionando todo el sistema IMSS-Bienestar, con el que se busca dar atención a 53.2 millones de personas, equivalente a 80.2 por ciento de los 66.4 millones de habitantes que no cuentan con seguridad social en el país.
El objetivo es ambicioso, más, incluso, que el de varios gobernadores, quienes no están haciendo el trabajo como lo planteó el mandatario. Por eso los llamó a cuentas a Palacio Nacional, en donde varios de ellos recibieron un jalón de orejas, a pesar de las selfies que presumieron en redes sociales después de la reunión del lunes. No es para menos. Los avances han sido limitados en varias ciudades, en donde ni siquiera se ha puesto la primera piedra para la construcción de clínicas u hospitales, porque no hay terrenos, ni servicios públicos como luz, agua o drenaje.
Un panorama nada alentador para el jefe del Ejecutivo que prometió un servicio de salud como el de Dinamarca. De hecho, está prohibido en la 4T volver a mencionar esa idea.
En cuanto al tema de seguridad hay más optimismo. El gobierno cuenta ya con un diagnóstico de los 50 municipios más inseguros del país.
Según lo proyectado, a esos lugares enviarán programas sociales y recursos adicionales para atacar de raíz el problema con programas educativos y de desarrollo. El objetivo es inhibir actos delictivos y, por consecuencia, reducir todos los indicadores.
Lo cierto, sin embargo, es que AMLO está dando por sentado que las cifras no podrán revertirse en entidades gobernadas por la oposición como Guanajuato, del panista Diego Sinhue, y Jalisco, del emecista Enrique Alfaro. No se dejan ayudar y la Federación no piensa perder tiempo ni recuros con ellos. Concentrará sus esfuerzos en los estados de Morena que padecen más, como Michoacán, Guerrero, Edomex, Zacatecas y Baja California.
El papel de la Guardia Nacional será preponderante, pero no podrá esa instancia sin la ayuda de los gobierno estatales, por lo que AMLO pidió a sus gobernadores ponerse a trabajar. Le urge dar resultados. Empezaron las campañas presidenciales y de su buen desempeño dependerá si entrega la banda presidencial a Claudia Sheinbaum o a Xóchitl Gálvez, el 1 de octubre.
Le quedan tres meses de aquí a las elecciones y siete meses para dejar la Silla del Águila, por lo que la gran interrogante es si le dará tiempo para instaurar un sistema de salud como el de Dinamarca y limpiar la República del azote de la inseguridad.
DE NO CREERSE. Morena propuso que Abelina López busque la reelección de la alcaldía de Acapulco, Guerrero, a pesar del pésimo manejo a la crisis provocada por el huracán Otis. Recordemos que se hizo de muy mala fama por el maltrato a los damnificados. Eso sí, el lunes apareció muy sonriente al lado de Mario Delgado.
Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “En las promesas de campaña, los políticos son como los poetas: embellecen la realidad con palabras bonitas, pero a menudo carecen de sustancia”.