La empresa se apoyará en la Iniciativa Privada para desarrollar proyectos mixtos y realizará una reestructura para incrementar sus ingresos, mientras que los proveedores esperan que liquide pronto sus adeudos
El anuncio del Plan Nacional de Pemex vino a confirmar que el control de la mayor empresa del país estará ahora en manos de la Secretaría de Energía, de Luz Elena González, y de la Secretaría de Hacienda, que comanda Rogelio Ramírez de la O. Y no es para menos, lo que requiere de manera urgente esta empresa es un reestructura financiera. Es imperativo un cambio para que pueda alcanzar las metas de producción, mantenimiento de reservas probadas, probables y posibles (3P), el consumo nacional y proyectos verdes y sustentables de largo plazo. En otras palabras: reconoce la Presidenta que, sin presupuesto y orden financiero, Pemex no tiene viabilidad. De ahí que el plan, dado a conocer hace unos días, establece que Pemex se apoyará de empresas privadas para desarrollar “proyectos mixtos” para incrementar las reservas y la producción nacional. No es cualquier cosa, sobre todo cuando México pierde 30 mil barriles diarios por la declinación de campos maduros. Estos proyectos tienen como común denominador que las compañías nacionales e internacionales corran riesgos a la par que la paraestatal y que los activos sigan en propiedad del gobierno federal.
Por otro lado, si bien no se reconoció abiertamente, Hacienda trabaja en el refinanciamiento del adeudo a proveedores por más de 20 mil millones de dólares, que tiene estranguladas a cientos de empresas locales e internacionales. Agentes involucrados en estas operaciones me confiaron que Pemex está solicitando a sus proveedores quitas de 10 por ciento, en promedio, sobre los adeudos pendientes. La paraestatal sabe que no podrá encontrar financiamiento en los mercados de capitales si no acelera sus planes de sustentabilidad, que van desde la reducción de emisiones de metano, eliminación de la quema de gas natural en la perforación de pozos, hasta el arranque de proyectos de energías limpias como la eólica, solar y geotermia.
El objetivo de tener un solo Pemex pasa por la eliminación de las empresas filiales y enfrentar una cruda realidad: las posiciones y funciones duplicadas, así como las cuotas sindicales tendrán que ser recortadas para que se pueda lograr la meta en los siguientes meses. Eso es necesario porque no basta con hacer cambios en organigramas o promover reformas constitucionales, si persisten las prácticas de siempre. La presidenta Claudia Sheinbaum se fijó una meta de 180 días para devolverle al pueblo la propiedad de Pemex. Plazo que también debería considerar para eliminar las deudas de la petrolera con mayor número de compromisos financieros del mundo. Los agentes del sector confían en que así sea y entre más pronto, mejor, porque en este proyecto podría estar parte importante de la viabilidad de México como un país con una economía emergente, pero robusta.
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LAS COSAS QUE HAY QUE VER. Nuria Fernández declinó la invitación de la presidenta Sheinbaum para convertirse en la titular del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA). Su lugar será ocupado por Lorena Villavicencio. Pero más de uno se quedó con los ojos cuadrados. No era la primera vez que Fernández hacía un desplante. En el pasado gobierno fue titular del DIF y cuando le avisaron que tenía que renunciar, puso resistencia. No quería entregar ni el cargo ni las oficinas.
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INTENSA ESTARÁ LA SEMANA para el titular de Conagua, Efraín Morales López, debido a que se presentará el Plan Nacional Hídrico, con el que busca el gobierno federal abatir la escasez, la mala distribución y la sequía que afecta a varias regiones del territorio nacional. El sector empresarial, me dicen, jugará un papel fundamental en este programa.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “No puedes cruzar un abismo con pequeños pasos estratégicos. Necesitas un salto”.