La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y los responsables del Tren Maya han reconocido, a través de una reciente licitación, que existen posibles impactos negativos en los cuerpos hídricos de la Selva Maya. Según el espeleólogo Guillermo DChristy, esto demuestra que no se realizaron estudios ambientales adecuados antes del inicio de las obras.
La Sedena busca la contratación de un monitoreo ambiental anual para los tramos 1 a 7 del Tren Maya, que evalúe los indicadores del agua superficial y subterránea. El monitoreo incluirá análisis de E. Coli, arsénico, mercurio, plomo, zinc, entre otros.
Guillermo DChristy calificó el monitoreo como un reconocimiento tardío de los impactos ambientales, destacando la falta de transparencia y la opacidad en la divulgación de los resultados. “Esto demuestra que no se realizaron estudios adecuados antes del proyecto, lo que podría haber evitado estas afectaciones”, señaló.
El espeleólogo también criticó las declaraciones previas del gobierno sobre el uso de “recubrimientos especiales” en las pilas, lo que, según él, nunca se materializó, lo que agrava la contaminación de cenotes, ríos y arrecifes.
Cuestionamiento sobre la falta de transparencia
El estudio que se realizará será confidencial, lo que limitará el acceso del público a los datos sobre los impactos a los cuerpos hídricos. “Esto es un claro ejemplo de opacidad”, agregó DChristy.
La Sedena podría destinar hasta 44 millones de pesos para este monitoreo, con empresas e institutos interesados en participar. Sin embargo, la falta de transparencia y acceso público genera dudas sobre el verdadero impacto ambiental del Tren Maya.
Impacto y seguimiento
Los ambientalistas insisten en que, además del monitoreo, es fundamental abordar cómo se puede prevenir la contaminación de los cuerpos de agua, en lugar de limitarse a medir los daños ya ocurridos. El espeleólogo también enfatizó la importancia de escuchar a expertos y a la sociedad civil antes de emprender proyectos de gran escala como el Tren Maya.