La excandidata presidencial de la oposición acusó de gandallas a Marko, Alito y a Chucho Zambrano y propuso además crear un nuevo partido político, algo que no ven con malos ojos en Palacio Nacional
Superado el duelo que le provocó la derrota electoral del pasado 2 de junio, Xóchitl Gálvez inició una nueva campaña política y empezó esta nueva etapa enfilando todas sus baterías contra los dirigentes de los partidos políticos que la postularon como candidata presidencial. Y de gandallas no los bajó.
En alusión a Marko Cortés, Alejandro Alito Moreno y Jesús Zambrano, dijo que se agandallaron el dinero que les dio el INE para las campañas, y durante la elección presidencial sólo cubrieron el 40 por ciento de las casillas.
Expuso algo que por mucho tiempo fue un secreto a voces: los partidos iban por un lado y ella por el otro. Por eso no hay que ser tan sesudos para encontrar respuesta a la peor derrota de la oposición: Marko, Alito y Chucho gastaron el dinero de la campaña como quisieron.
Sobre esto ya no hay mucho qué hacer y qué decir. De eso se encargarán las autoridades y la historia.
Lo que sigue, con base en las netas de Xóchitl, podría ser relevante no sólo para la oposición, sino para Morena y la presidenta Sheinbaum.
En su catarsis, Gálvez propuso crear un nuevo partido sin “políticos transas”. Planteó, además, un diálogo entre quienes buscan construir otra opción partidista, porque heridos de guerra hay por todas partes.
Marko, Alito y Chucho se apropiaron de recursos, estructuras y de todas las candidaturas. Por eso sus militantes y simpatizantes buscan nuevas opciones como la que plantea Xóchitl, ex dirigentes del PRD y del tricolor.
Este es el mejor momento, porque desde que Sheinbaum rindió protesta como presidenta, inició la carrera presidencial del 2030. Y en la oposición, todavía no se ven espolones a nadie como para dar la pelea. Aunque están a tiempo de construir otra opción.
Pero en el partido oficial tampoco cantan mal las rancheras. Cada vez es más evidente la brecha que existe entre los duros y los moderados.
Las ex corcholatas presidenciales, con posiciones clave en el nuevo régimen, por ejemplo, se mueven como si estuvieran en campaña.
Adán Augusto López, Gerardo Fernández Noroña, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, parece que atienden más a una agenda personal que la de Palacio Nacional. Y esas actitudes polarizan, lo que hace pensar en Palacio Nacional que Xóchitl no anda tan perdida con su idea de un nuevo partido.
En unas de esas, los grupos y corrientes de Morena que no comparten principios con los duros, dan forma de partido a las organizaciones que se crearon para apoyar la campaña de Claudia Sheinbaum.
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Y A POCOS DÍAS DE QUE CONCLUYA EL AÑO continúan los cambios en institutos y dependencias del gobierno, como en el caso del IMSS-Bienestar, a cargo de Alejandro Svarch Pérez.
Prevén, por ejemplo, que pronto se concrete la salida de Carlos Sánchez Meneses como titular de la Unidad de Infraestructura del organismo. Se dice, incluso, que podría cambiar de residencia y establecerse en Villahermosa, Tabasco.
Viajaría al sureste para trabajar cerca de su amigo y antiguo jefe, Alejandro Antonio Calderón Alipi, quien actualmente se desempeña como secretario de Salud de Tabasco.
En el sexenio pasado, junto con Daniel Asaf a la cabeza, ambos formaban parte del equipo de la Ayudantía presidencial de Andrés Manuél López Obrador, pero poco tiempo después Calderón Alipi fue designado como director del IMSS-Bienestar e invitó a Sánchez Meneses como su colaborador.
Estos tres personajes han sido cuestionados por su estrecha relación con Andrés Manuel (Andy) y José Ramón (Bobby) López Beltrán, hijos del ex Presidente.
Pero quienes han pasado por el IMSS-Bienestar pronto podrían estar bajo la lupa porque hay órdenes de Palacio Nacional para que auditen su gestión.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Los políticos nuevos son como los zapatos nuevos: al principio te emocionan, pero después te lastiman”.